Cuando un sapo concho es más popular que el gobierno, está en problemas. Veamos…
Los medios en Puerto Rico están en llamas y el fuego lo encendió Bad Bunny. Mientras el nuevo gobierno trata de posicionar sus primeras gestiones, Benito Martínez, mejor conocido como Bad Bunny, lanza su cortometraje “Debí tirar más fotos” y su nuevo álbum, dejando a todos hablando de él y nada más. La atención mediática, las redes sociales y hasta las conversaciones en los cafés giran en torno al Conejo Malo. ¡Ni un titular para el gobierno!
¿Qué hace que Bad Bunny tenga tanto poder sobre el discurso público? Es su autenticidad, su capacidad de conectar con las emociones y su manera de reflejar nuestra realidad en cada verso y visual. El cortometraje es una obra maestra que invita a reflexionar sobre los momentos que no valoramos lo suficiente y el orgullo patrio. Y el álbum, como siempre, nos recuerda por qué Benito es el fenómeno global que es. Nadie se cansa de hablar de él porque siempre está un paso adelante, marcando tendencias y dejando huella.
Por otro lado, el nuevo gobierno de Puerto Rico parece estar luchando contra una sombra gigantesca. Sus primeras medidas han pasado desapercibidas porque la narrativa ya está dominada por el conejo malo. Este fenómeno expone una realidad que no podemos ignorar: cuando el arte y la cultura se apoderan del escenario, ni los discursos políticos más elaborados pueden competir. Pueden estar de acuerdo o no, puede que no les guste, pero es la realidad.
Quizá el gobierno pueda aprender algo de Bad Bunny. La gente quiere autenticidad, una conexión real, algo que les hable directamente al corazón. Mientras tanto, Benito sigue reinando en el espacio mediático, demostrando que, cuando se trata de captar la atención de Puerto Rico y el mundo, nadie lo hace como él.
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